Start: Rissani
Finish: Merzouga
Km Crono:144km
Desnivel / Gain: 969m
Segundo sector maratón, y una etapa decisiva de en la parte desértica, con una distancia de 145 kilómetros. Salida muy rápida hasta adentrarse en la parte más inhóspita del desierto, donde nos encontraremos un gran oued, un mini cordón de dunas, pistas muy arenosas y erosionadas por el paso de los camiones y un cañón arenoso que al final de la etapa nos dejará a unos 20 km por pistas y plateaus muy rápidos hasta llegar al campamento. Una de las etapas más largas de la historia de la Titan, en la que los últimos participantes llegarán casi de noche.
Etapa 4.-
Despertamos como todos los días
con un “buenos días titanes” y la música de The Lumineers, -Ho Hey- ¿la diferencia? Que
hoy no tenemos que hacer maleta, pero tenemos que cargar de nuevo con el saco
de dormir y demás trastos, si bien algunos compañeros deciden dejarlos para
alegría de los trabajadores locales que recogen todo, incluidas las gafas de
sol y la “braga” de Juanchu (gajes del oficio).
Tras el mini repaso que le dimos
ayer de polvo a la bici y una vez revisada, y con todo listo, tomamos un día más
posiciones en la línea de salida, como es habitual, en las zonas retrasadas,
donde se sitúan los “mortales”, la parte delantera se reserva para los
“galácticos”, y una vez dan la salida, volvemos a la carga como alma que lleva
el diablo, rodamos por buen firme y nos cunde mucho pasar los kilómetros, hoy
tocan 144 kms. Y para ello tenemos 12 horas, la media es fácil, mínimo 12 km/h . para no tener
complicaciones con el cierre de control, y a pesar de haber dormido regular,
vamos bien con las fuerzas y sobre todo con los ánimos.
La carrera nos ha situado en
nuestra posición habitual y rodamos prácticamente con los mismos compañeros que
los días pasados, eso hace que sea muy ameno puesto que vamos hablando y
comentando con ellos el devenir de los días pasados y con algunos que ya tienen
experiencia, nos dejamos aconsejar para lo que nos viene encima, los famosos
cordones de dunas, que hasta que no llegas, los ves, los sufres, los pateas y
los pasas, realmente no sabes lo duros que se hacen, pero a lo que vamos, hasta
la EH1, vamos a buen ritmo y se hace muy llevadero, volvemos a hacernos la
“cuenta de la vieja” con los kilómetros, las fuerzas y el tiempo que tardaremos
y muy optimistas, nos marcamos que podremos sacar una media de 17, para
meternos en torno a las 9 horas en meta, craso error, como comprobaremos y
sufriremos más adelante.
El caso es que pasada la EH1,
donde una gran planicie se nos presentaba, llegamos al primer CP1 y giramos a
la izquierda, para darnos de bruce con nuestro primer oued, o algo así, no deja
de ser una increíble explanada arenosa, donde rodar se hace muy difícil, y no
sabes bien, si seguir las rodadas de los que nos preceden o buscar una ruta
alternativa para ir abriendo camino y horadar nosotros el terreno virgen.
La imagen que presentamos los
bikers es como tirar al suelo una bolsa de canicas, cada uno por un lado
tratando de buscar un terreno más cómodo para rodar, pero da igual por donde
vayas, siguiendo trazadas, abriendo nuevas, el caso es que las ruedas parece
que se pegan al terreno y cuesta muchísimo avanzar, aún así, estamos contentos,
el paisaje completamente nuevo es espectacular, como una especie de decorado
donde solo hay arena y montañas que se divisan a lo lejos, descubrimos que las
dunas no son “islas” que te encuentras, sino una especie de rio de arena que
transcurre por donde nosotros tenemos que pasar, hasta que una vez cruzado el
cauce de un enorme río totalmente seco, pero con una anchura entre las orillas
de unos 30/40 metros, nos damos nuestro primer bautismo de arena, el EH2 se
encuentra en pleno terreno de dunas, pensando que podríamos ciclar nos lanzamos
como águilas para atacarlas, pero la realidad nos pone en nuestro sitio, es
decir, a pie y empujando la bici porque no hay otra forma de cruzar, tal es
así, que también está atascado un todoterreno de la organización, no es más de
un kilómetro, pero hacerlo andando se hace duro, y eso que aún no hace demasiada
calor. Una vez llegamos, tomamos un respiro, nos hidratamos, ponemos crema
solar y rellenamos nuestros botes y camelback, porque el siguiente punto de
hidratación se encuentra a 40 kilómetros y será una ardua tarea llegar a él.
Ya nos vamos dando cuenta de lo
que es el desierto, porque aunque las dunas se quedan detrás, el camino que
llevamos es pegajoso, por aquí rodar se hace muy duro, parece que no avanzas y
que las ruedas lleven lastre, por mucho empeño que pongas, cuesta un esfuerzo
terrible ver una velocidad alta en la pantalla del gps, lo normal, rodar entre
15 y 20 Km/h ,
cuando estamos acostumbrados en nuestra llanura manchega a ver los 30 y 35,
estas cifras te merman la moral, pero es lo que hay, aplicamos el trabajo del
martillo “pilón”, sin desfallecer y pedaleo constante, regulando las fuerzas
que aún queda mucho y con cierto margen de confianza sobre el tiempo límite,
ascendemos un pequeño repecho y una bajada sinuosa y sin dificultad nos anima
algo, hasta que volvemos a cruzar el CP3, en lo que parece el único
sitio libre donde poder rodar, porque a continuación, salimos con un grupo de
compañeros donde es imposible elegir el camino bueno, vayas por donde vayas
tienes que atravesar zonas de arena y además ir esquivando los miles de setos
con abrojos que es la única vegetación que nos encontramos, esta es la primera
vez que la desesperación se apodera de nosotros, no hay manera, le intentamos
pillar vuelta a las zonas de arena, pero es un continuo subir y bajar de la
bici, lo único anecdótico es el rebaño de dromedarios que salen a nuestro
encuentro, y que inmortalizamos como debe ser, pero aquí se nos va más de una
hora para salir de la zona,
el único árbol que hay al lado del camino sirve
como punto de reunión de los que estamos en los alrededores y hace que nos
reagrupemos todos y partamos un rato junto a otros compañeros, aquí las piernas
ya están maduras, pero lo principal es la cabeza, mentalmente ya va gente muy
tocada, intento animar a un biker que tiene calambres y dice que va muy justo,
ha comido, ha bebido, pero está haciendo la etapa solo y eso agota muchísimo el
ánimo, así que le voy dando conversación en la medida de lo que mi resuello me
deja, siguiendo la tónica del día, pasados unos 10 kilómetros
volvemos a encontrarnos otra zona arenosa, que vuelve a obligarnos a pasar a
patita, y lo que es peor, que parece que no avanzamos, que vemos correr el
reloj, pero los kilómetros no llevan la misma marcha, y aunque hay tiempo, en
mi interior ya voy haciendo cálculos nuevamente para controlar la situación,
con el paso de los kilómetros nos volvemos a quedar solos los 3, bien porque
algunos han avanzando más deprisa, pero sobre todo porque vamos dejando atrás a
los compañeros, así nos enfrentamos a la enésima planicie del día, estamos
justo en el centro del día y el calor empieza a ser sofocante, vamos con la
alerta encendida porque aún falta bastante para el punto de hidratación
siguiente y las reservas de líquido van menguando, hasta que ocurre lo que ya
nos habían advertido, alcanzamos a un compañero que va andando empujando a la
bici, con él hice toda la subida al puerto de la segunda etapa y es todo un
veterano (lleva 5 titantes en las piernas), y lo que sucede a continuación es
de película.
-
Pregunto: ¿qué tal vas, todo bien?
-
Respuesta del compañero: - Sí, voy descansando un rato,
¿no tendrás agua? Llevo más de una hora sin beber porque yo la he acabado.
-
Toma, bebe un poco, que a mí me queda aún en la
camelback (y le ofrezco uno de mis botes)
-
No, si la quiero para echarme por la cabeza que llevo
mucho calor y no lo aguanto.
Acto seguido,
le doy una palmada en la espalda donde lleva su camelback y me sorprende
comprobar como la tiene con líquido.
-
Tío, si llevas agua en la cambelback.
-
¡Qué va! La apuré hace más de una hora.
Lo llevo a la
sombra de un árbol que hay a unos 50 metros del camino, y se sienta, saco la
bolsa de la camelback donde ratifico que la lleva casi llena, es decir, al
menos 1 litro
de agua le queda en ella, y le digo:
-
Mira, tienes todavía agua.
-
Y su contestación fue la que me dejó patidifuso:
“Gracias que la has traído, porque yo ya no tenía”.
Obviamente el
colega no estaba lúcido como para continuar, así que acto seguido, le comento
que voy a pulsar el botón de SOS, porque creo que lo que le pasa es que está
deshidratado y en esas condiciones, quedando aún unos 35/40 kms. por delante no
es muy aconsejable seguir.
Asiente con la cabeza y me dice
que sí, que esta vez la Titan ha podido más que él y que se espera allí a que
llegue el servicio médico para que lo trasladen al campamento.
En esos momentos no se veía un
alma en todo lo que alcanza la vista, mi hermano y Juanchu tiraron hacia
delante con la idea de que yo los pillara porque se supone que me iba a
entretener poco, pero entre unas cosas y otras se ha ido casi media hora, y se
me hace muy duro dejarlo en esas condiciones sin nadie a la vista, hasta que
por el horizonte veo que vienen más compañeros y que la luz del SOS está
parpadeando, asi que retomo mi burra y vuelvo a dar pedales dejando al
compañero a la sombra del único arbusto había.
*NOTA: Al final del día cuando lo volvimos a ver en el campamento, me
dijo que tuvo un golpe de calor y tuvieron que ponerle suero porque estaba
deshidratado, tenía la piel como un pergamino viejo, y con todo el dolor de su
corazón, la salud es lo primero y era lo que mejor pudo hacer.
Sigo con mi rutina, pim, pam,
pim, pam, me encuentro bien de fuerzas, no sé si lo ocurrido me da energías, el
caso es que ha hecho que rompiera un poco la monotonía que llevaba, sobre todo
mentalmente, o bien porque el paisaje cambia y nos adentramos en un pequeño
cañón, donde parece casi una cantera, porque hay rocas y piedras a los lados
del camino, la pendiente aparece, y pica un poco para arriba, pero como digo,
voy pletórico y pillo a Juanchu, me pongo a su lado y veo que también va muy
tocado, estamos hablando de 42º de temperatura y sobre las 3 o las 4 del
mediodía, es decir, el sol en pleno apogeo y nosotros sufriendo sus estragos,
doy un pequeño tirón para cambiar de ritmo, pero veo que no me sigue, así que
decido pagar “una ronda” y saco dos geles que llevo en la camelback, le doy uno
a él y el otro para mí y hacemos una de las cosas más surrealistas de la etapa,
jajaja. brindamos con los geles a nuestra salud y por el fin de la Titan, dicho
esto, ponemos una velocidad de crucero para pillar a mi hermano, al cual vemos
en el EH3, otro que se estaba quedando sin agua, y decidió tirar fuerte él solo
para evitar pasar mucho tiempo sin beber.
Reponemos líquidos, rellenamos
botes, estamos a 25 kms. de meta, creemos que lo peor ya ha pasado y eso nos
insufla nuevas fuerzas, lo que conlleva elevar la velocidad de nuestras bicis,
recorremos la enésima zona plana y desértica, solo que esta vez vamos paralelos
a un cordón de pequeñas lomas, lo que nos permite desestresarnos mentalmente y
cruzar comentarios, hacer fotos, grabar vídeo y romper el aburrimiento que da
este tipo de zonas, nos pilla algún compañero, pillamos a otros, y así tras un
pequeño ascenso en una cota muy llevadera, pasamos el último CP del día, con el
aviso de que ya “todo es cuesta abajo”, obviamente nosotros sabemos que es
mentira, que va a ser que no, pero….¿y
si sí?, nos emparejamos con un grupo de 5 que iban en equipo y que hemos rodado
junto a ellos en varias etapas, así iniciamos un auténtico convoy de bikers,
cruzamos un pequeño poblado donde el paisaje es tan desolador como todos los
que nos encontramos en el camino, críos pequeños saludando y pidiendo algún
regalo que podamos darles, yo he acabado mis barritas y geles, así que no me
queda nada que ofrecerles, y nos cruzamos con un coche de la organización que
nos da un poco de agua fresca, cosa que se agradece, porque aunque llevamos en
los botes, la temperatura es la ideal para hacer una infusión.
Tras el pequeño parón, nos
informa que la meta está a los pies de la Gran Duna y que simplemente quedan
unos 10 kms., bien, buena señal, vamos con tiempo de sobra y las fuerzas están
en un nivel adecuado, así que volvemos a rodar con energía, lo que ocurre es
que no sé porqué, aquí los kilómetros parece que tienen más de 1.000 metros , porque
lo que en condiciones normales debería ser como mucho media hora, al final,
cubrimos esa distancia casi en una hora más, bien es cierto, que según vas
acercándote a las dunas, obviamente hay más arena, y eso hace que nos tengamos
que bajar en un par de ocasiones, a estas alturas, es lo de menos, y por aquí,
hemos recuperado al compañero que tiempo atrás iba con calambres y jodido
mentalmente, buena señal de que se ha recuperado, y cuando parecía que la meta
se había convertido en un espejismo, cruzamos una carretera y vemos al fondo
del camino, como se levanta el hotel donde íbamos a pasar las dos próximas
noches, Kasbah Tombuctú, con dos
camellos gigantes de atrezzo decorando la entrada y donde aprovecho para sacar
la cámara para grabar un vídeo de una llegada, que a priori, era casi el último
peldaño para cantar victoria sobre la Titán.
Línea de Meta, aplausos y vítores
de los amigos y asistentes tras 10,25 horas desde la salida, “pa’bernos matao”
, segundo sector de la etapa maratón superado, pero es verdad que el colchón de
tiempo que tenemos va disminuyendo etapa tras etapa, y mañana lo veremos
peligrar…pero eso será mañana. Hoy a disfrutar de un merecido descanso….¡¡¡a
tope calderas!!!
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