viernes, 22 de abril de 2016

ETAPA 4. - Furia de Titanes

Etapa 4 / Stage 4
Start: Rissani
Finish: Merzouga
Km Crono:144km
Desnivel / Gain: 969m

Segundo sector maratón, y una etapa decisiva de en la parte desértica, con una distancia de 145 kilómetros. Salida muy rápida hasta adentrarse en la parte más inhóspita del desierto, donde nos encontraremos un gran oued, un mini cordón de dunas, pistas muy arenosas y erosionadas por el paso de los camiones y un cañón arenoso que al final de la etapa nos dejará a unos 20 km por pistas y plateaus muy rápidos hasta llegar al campamento. Una de las etapas más largas de la historia de la Titan, en la que los últimos participantes llegarán casi de noche.
Etapa 4.-
Despertamos como todos los días con un “buenos días titanes” y la música de The Lumineers, -Ho Hey-  ¿la diferencia? Que hoy no tenemos que hacer maleta, pero tenemos que cargar de nuevo con el saco de dormir y demás trastos, si bien algunos compañeros deciden dejarlos para alegría de los trabajadores locales que recogen todo, incluidas las gafas de sol y la “braga” de Juanchu (gajes del oficio).
Tras el mini repaso que le dimos ayer de polvo a la bici y una vez revisada, y con todo listo, tomamos un día más posiciones en la línea de salida, como es habitual, en las zonas retrasadas, donde se sitúan los “mortales”, la parte delantera se reserva para los “galácticos”, y una vez dan la salida, volvemos a la carga como alma que lleva el diablo, rodamos por buen firme y nos cunde mucho pasar los kilómetros, hoy tocan 144 kms. Y para ello tenemos 12 horas, la media es fácil, mínimo 12 km/h. para no tener complicaciones con el cierre de control, y a pesar de haber dormido regular, vamos bien con las fuerzas y sobre todo con los ánimos.

La carrera nos ha situado en nuestra posición habitual y rodamos prácticamente con los mismos compañeros que los días pasados, eso hace que sea muy ameno puesto que vamos hablando y comentando con ellos el devenir de los días pasados y con algunos que ya tienen experiencia, nos dejamos aconsejar para lo que nos viene encima, los famosos cordones de dunas, que hasta que no llegas, los ves, los sufres, los pateas y los pasas, realmente no sabes lo duros que se hacen, pero a lo que vamos, hasta la EH1, vamos a buen ritmo y se hace muy llevadero, volvemos a hacernos la “cuenta de la vieja” con los kilómetros, las fuerzas y el tiempo que tardaremos y muy optimistas, nos marcamos que podremos sacar una media de 17, para meternos en torno a las 9 horas en meta, craso error, como comprobaremos y sufriremos más adelante.
El caso es que pasada la EH1, donde una gran planicie se nos presentaba, llegamos al primer CP1 y giramos a la izquierda, para darnos de bruce con nuestro primer oued, o algo así, no deja de ser una increíble explanada arenosa, donde rodar se hace muy difícil, y no sabes bien, si seguir las rodadas de los que nos preceden o buscar una ruta alternativa para ir abriendo camino y horadar nosotros el terreno virgen.

La imagen que presentamos los bikers es como tirar al suelo una bolsa de canicas, cada uno por un lado tratando de buscar un terreno más cómodo para rodar, pero da igual por donde vayas, siguiendo trazadas, abriendo nuevas, el caso es que las ruedas parece que se pegan al terreno y cuesta muchísimo avanzar, aún así, estamos contentos, el paisaje completamente nuevo es espectacular, como una especie de decorado donde solo hay arena y montañas que se divisan a lo lejos, descubrimos que las dunas no son “islas” que te encuentras, sino una especie de rio de arena que transcurre por donde nosotros tenemos que pasar, hasta que una vez cruzado el cauce de un enorme río totalmente seco, pero con una anchura entre las orillas de unos 30/40 metros, nos damos nuestro primer bautismo de arena, el EH2 se encuentra en pleno terreno de dunas, pensando que podríamos ciclar nos lanzamos como águilas para atacarlas, pero la realidad nos pone en nuestro sitio, es decir, a pie y empujando la bici porque no hay otra forma de cruzar, tal es así, que también está atascado un todoterreno de la organización, no es más de un kilómetro, pero hacerlo andando se hace duro, y eso que aún no hace demasiada calor. Una vez llegamos, tomamos un respiro, nos hidratamos, ponemos crema solar y rellenamos nuestros botes y camelback, porque el siguiente punto de hidratación se encuentra a 40 kilómetros y será una ardua tarea llegar a él.

Ya nos vamos dando cuenta de lo que es el desierto, porque aunque las dunas se quedan detrás, el camino que llevamos es pegajoso, por aquí rodar se hace muy duro, parece que no avanzas y que las ruedas lleven lastre, por mucho empeño que pongas, cuesta un esfuerzo terrible ver una velocidad alta en la pantalla del gps, lo normal, rodar entre 15 y 20 Km/h, cuando estamos acostumbrados en nuestra llanura manchega a ver los 30 y 35, estas cifras te merman la moral, pero es lo que hay, aplicamos el trabajo del martillo “pilón”, sin desfallecer y pedaleo constante, regulando las fuerzas que aún queda mucho y con cierto margen de confianza sobre el tiempo límite, ascendemos un pequeño repecho y una bajada sinuosa y sin dificultad nos anima algo, hasta que volvemos a cruzar el CP3, en lo que parece el único sitio libre donde poder rodar, porque a continuación, salimos con un grupo de compañeros donde es imposible elegir el camino bueno, vayas por donde vayas tienes que atravesar zonas de arena y además ir esquivando los miles de setos con abrojos que es la única vegetación que nos encontramos, esta es la primera vez que la desesperación se apodera de nosotros, no hay manera, le intentamos pillar vuelta a las zonas de arena, pero es un continuo subir y bajar de la bici, lo único anecdótico es el rebaño de dromedarios que salen a nuestro encuentro, y que inmortalizamos como debe ser, pero aquí se nos va más de una hora para salir de la zona,
 el único árbol que hay al lado del camino sirve como punto de reunión de los que estamos en los alrededores y hace que nos reagrupemos todos y partamos un rato junto a otros compañeros, aquí las piernas ya están maduras, pero lo principal es la cabeza, mentalmente ya va gente muy tocada, intento animar a un biker que tiene calambres y dice que va muy justo, ha comido, ha bebido, pero está haciendo la etapa solo y eso agota muchísimo el ánimo, así que le voy dando conversación en la medida de lo que mi resuello me deja, siguiendo la tónica del día, pasados unos 10 kilómetros volvemos a encontrarnos otra zona arenosa, que vuelve a obligarnos a pasar a patita, y lo que es peor, que parece que no avanzamos, que vemos correr el reloj, pero los kilómetros no llevan la misma marcha, y aunque hay tiempo, en mi interior ya voy haciendo cálculos nuevamente para controlar la situación, con el paso de los kilómetros nos volvemos a quedar solos los 3, bien porque algunos han avanzando más deprisa, pero sobre todo porque vamos dejando atrás a los compañeros, así nos enfrentamos a la enésima planicie del día, estamos justo en el centro del día y el calor empieza a ser sofocante, vamos con la alerta encendida porque aún falta bastante para el punto de hidratación siguiente y las reservas de líquido van menguando, hasta que ocurre lo que ya nos habían advertido, alcanzamos a un compañero que va andando empujando a la bici, con él hice toda la subida al puerto de la segunda etapa y es todo un veterano (lleva 5 titantes en las piernas), y lo que sucede a continuación es de película.
-         Pregunto: ¿qué tal vas, todo bien?
-         Respuesta del compañero: - Sí, voy descansando un rato, ¿no tendrás agua? Llevo más de una hora sin beber porque yo la he acabado.
-         Toma, bebe un poco, que a mí me queda aún en la camelback (y le ofrezco uno de mis botes)
-         No, si la quiero para echarme por la cabeza que llevo mucho calor y no lo aguanto.
Acto seguido, le doy una palmada en la espalda donde lleva su camelback y me sorprende comprobar como la tiene con líquido.
-         Tío, si llevas agua en la cambelback.
-         ¡Qué va! La apuré hace más de una hora.
Lo llevo a la sombra de un árbol que hay a unos 50 metros del camino, y se sienta, saco la bolsa de la camelback donde ratifico que la lleva casi llena, es decir, al menos 1 litro de agua le queda en ella, y le digo:
-         Mira, tienes todavía agua.
-         Y su contestación fue la que me dejó patidifuso: “Gracias que la has traído, porque yo ya no tenía”.
Obviamente el colega no estaba lúcido como para continuar, así que acto seguido, le comento que voy a pulsar el botón de SOS, porque creo que lo que le pasa es que está deshidratado y en esas condiciones, quedando aún unos 35/40 kms. por delante no es muy aconsejable seguir.
Asiente con la cabeza y me dice que sí, que esta vez la Titan ha podido más que él y que se espera allí a que llegue el servicio médico para que lo trasladen al campamento.


En esos momentos no se veía un alma en todo lo que alcanza la vista, mi hermano y Juanchu tiraron hacia delante con la idea de que yo los pillara porque se supone que me iba a entretener poco, pero entre unas cosas y otras se ha ido casi media hora, y se me hace muy duro dejarlo en esas condiciones sin nadie a la vista, hasta que por el horizonte veo que vienen más compañeros y que la luz del SOS está parpadeando, asi que retomo mi burra y vuelvo a dar pedales dejando al compañero a la sombra del único arbusto había.
*NOTA: Al final del día cuando lo volvimos a ver en el campamento, me dijo que tuvo un golpe de calor y tuvieron que ponerle suero porque estaba deshidratado, tenía la piel como un pergamino viejo, y con todo el dolor de su corazón, la salud es lo primero y era lo que mejor pudo hacer.
Sigo con mi rutina, pim, pam, pim, pam, me encuentro bien de fuerzas, no sé si lo ocurrido me da energías, el caso es que ha hecho que rompiera un poco la monotonía que llevaba, sobre todo mentalmente, o bien porque el paisaje cambia y nos adentramos en un pequeño cañón, donde parece casi una cantera, porque hay rocas y piedras a los lados del camino, la pendiente aparece, y pica un poco para arriba, pero como digo, voy pletórico y pillo a Juanchu, me pongo a su lado y veo que también va muy tocado, estamos hablando de 42º de temperatura y sobre las 3 o las 4 del mediodía, es decir, el sol en pleno apogeo y nosotros sufriendo sus estragos, doy un pequeño tirón para cambiar de ritmo, pero veo que no me sigue, así que decido pagar “una ronda” y saco dos geles que llevo en la camelback, le doy uno a él y el otro para mí y hacemos una de las cosas más surrealistas de la etapa, jajaja. brindamos con los geles a nuestra salud y por el fin de la Titan, dicho esto, ponemos una velocidad de crucero para pillar a mi hermano, al cual vemos en el EH3, otro que se estaba quedando sin agua, y decidió tirar fuerte él solo para evitar pasar mucho tiempo sin beber.

Reponemos líquidos, rellenamos botes, estamos a 25 kms. de meta, creemos que lo peor ya ha pasado y eso nos insufla nuevas fuerzas, lo que conlleva elevar la velocidad de nuestras bicis, recorremos la enésima zona plana y desértica, solo que esta vez vamos paralelos a un cordón de pequeñas lomas, lo que nos permite desestresarnos mentalmente y cruzar comentarios, hacer fotos, grabar vídeo y romper el aburrimiento que da este tipo de zonas, nos pilla algún compañero, pillamos a otros, y así tras un pequeño ascenso en una cota muy llevadera, pasamos el último CP del día, con el aviso de que ya “todo es cuesta abajo”, obviamente nosotros sabemos que es mentira, que va a ser que no,  pero….¿y si sí?, nos emparejamos con un grupo de 5 que iban en equipo y que hemos rodado junto a ellos en varias etapas, así iniciamos un auténtico convoy de bikers, cruzamos un pequeño poblado donde el paisaje es tan desolador como todos los que nos encontramos en el camino, críos pequeños saludando y pidiendo algún regalo que podamos darles, yo he acabado mis barritas y geles, así que no me queda nada que ofrecerles, y nos cruzamos con un coche de la organización que nos da un poco de agua fresca, cosa que se agradece, porque aunque llevamos en los botes, la temperatura es la ideal para hacer una infusión.
Tras el pequeño parón, nos informa que la meta está a los pies de la Gran Duna y que simplemente quedan unos 10 kms., bien, buena señal, vamos con tiempo de sobra y las fuerzas están en un nivel adecuado, así que volvemos a rodar con energía, lo que ocurre es que no sé porqué, aquí los kilómetros parece que tienen más de 1.000 metros, porque lo que en condiciones normales debería ser como mucho media hora, al final, cubrimos esa distancia casi en una hora más, bien es cierto, que según vas acercándote a las dunas, obviamente hay más arena, y eso hace que nos tengamos que bajar en un par de ocasiones, a estas alturas, es lo de menos, y por aquí, hemos recuperado al compañero que tiempo atrás iba con calambres y jodido mentalmente, buena señal de que se ha recuperado, y cuando parecía que la meta se había convertido en un espejismo, cruzamos una carretera y vemos al fondo del camino, como se levanta el hotel donde íbamos a pasar las dos próximas noches,  Kasbah Tombuctú, con dos camellos gigantes de atrezzo decorando la entrada y donde aprovecho para sacar la cámara para grabar un vídeo de una llegada, que a priori, era casi el último peldaño para cantar victoria sobre la Titán.


Línea de Meta, aplausos y vítores de los amigos y asistentes tras 10,25 horas desde la salida, “pa’bernos matao” , segundo sector de la etapa maratón superado, pero es verdad que el colchón de tiempo que tenemos va disminuyendo etapa tras etapa, y mañana lo veremos peligrar…pero eso será mañana. Hoy a disfrutar de un merecido descanso….¡¡¡a tope calderas!!!

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